A DECLARAR SOBRE CASO DE ESCRITORA REBECA BECERRA




El día viernes 25 de marzo Virgilio Paredes tuvo que comparecer ante la Fiscalía Especial de Derechos Humanos a declarar por el caso de la licenciada Rebeca Becerra despedida de la Secretaría de Cultura, Artes y Deportes (SCAD) días después del golpe del estado del 28 de junio de 2009 y detenida por orden de Myrna Castro y Virgilio Paredes junto con su hija menor de edad y trasladadas a la posta de El Manchén de Tegucigalpa argumentando que su detención se debía a  extracción de documentos públicos de la SCAD cuando Becerra solamente se apersonó a realizar un simple trámite administrativo.
Rebeca Becerra, escritora reconocida a nivel Latinoamericano,  y su familia han sido objeto de hostigamiento y amenazas a muerte desde ese día funesto, que cambió la cara política del país, hasta la fecha.
Virgilio Paredes funge actualmente Gerente del Instituto Hondureño de Antropología e Historia (IHAH) sin cumplir con los requerimientos académicos que exige el reglamento interno del IHAH para ser Gerente de dicho instituto como ser historiador, antropólogo y/o arqueólogo. Al momento de la detención de Becerra y su hija de 6 años de edad  Virgilio Paredes se  desempeñaba como Administrador de facto en la Secretaría de Cultura, Artes y Deportes.
Además de este individuo ha sido demandada por la licencia Becerra la exministra de facto Myrna Castro que de un momento a otro deberá comparecer a la justicia.
Asimismo deberán presentarse este viernes las demandadas Melba Bardales y Maura Castillo, ambas dirigentes del Sindicato de dicha Secretaría, que en vez de defender a Becerra la acusaron públicamente a través de medios de comunicación como Radio Globo de extracción de documentos públicos, además argumentando defender a la ministra de facto Myrna Castro.
El despido de Becerra no fue justificado por lo que el delito puede ser tipificado como persecución política y no de abuso de autoridad como quiere hacerlo ver la Fiscalía Especial de Derechos Humanos, debido a que nos encontrábamos en medio de un golpe de estado y las autoridades eran de factas. La nota de despido no especifica las razones de por qué Becerra debía abandonar su cargo de Directora General en la SCAD, Becerra además era Secretaria Nacional de Cultura de la Coordinadora Educativa y Cultural Centroamericana (CECC), dependiente del Sistema de integración Centroamericano (SICA) y realizaba una labor sin precedentes en la Dirección General del Libro y el Documento.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos presiona al Estado de Honduras porque se dé seguridad a Becerra por la situación de indefensión en que actualmente se encuentra junto a sus dos hijas menores de edad, sometidas a presiones psicológicas y hostigamientos; menores a las que se les están violentando sus derechos humanos.
“No dejaré pasar la injusticia que se ha cometido contra mi persona y mi familia, si la Fiscalía Especial de Derechos Humanos no resuelve a mi favor, continuaré mi denuncia y demanda a otro nivel” expresó Becerra. “Me han pedido que tome las medidas de seguridad necesarias como ser cambiarme de ciudad, esconderme en casas de seguridad, irme del país, pero yo no soy ninguna delincuente para andar huyendo o exiliarme del país que amo, que me ha dado tanto y al cual con mi trabajo cultural quiero devolver. Los delincuentes son otros y deben ser llevados a los tribunales, los delincuentes fueron los que perpetraron un golpe de estado y nos tiene sumidos en un estado de indefensión y criminalidad no visto antes en el país, los delincuentes están ocupando cargos públicos y es necesario señalarlos sin temor.
Si no nos exiliamos en los años ochenta cuando mi familia (padres y hermanos/as) fuimos sometidos a amenazas de muerte, hostigamiento psicológico, agresión física por la desaparición de mi hermano Eduardo Becerra Lanza, no lo haré ahora”.
La Fiscalía Especial de Derechos Humanos le ha ofrecido a Becerra seguridad a través de vigilancia con miembros de la policía o el ejército nacional, Becerra se ríe y responde “esos son los enemigos del pueblo hondureño, los que torturaron y asesinaron a mi hermano Eduardo Becerra Lanza, los que desaparecieron y torturaron a mi padre, los que de niños/as nos pusieron el fusil en nuestros pechos y estómagos; aceptar semejante bajeza es traicionar la memoria de mis muertos, es traicionar la lucha de mi madre y toda la familia, y traicionar la lucha del pueblo hondureño, la resistencia; es admitir que el que asesina quiere lavarse las manos.” 

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