*BIPARTIDISMO: CONTINUIDAD DEL CAUDILLISMO AUTORITARIO ¿QUÉ HACER?*


*Organizarnos políticamente contra el tradicionalismo golpista es un
imperativo *
* *
*Por César lazo*
Los acontecimientos nos obligan y exigen a reflexionar sobre nuestra
realidad y a preguntarnos qué hacer para derrotar a la oligarquía hondureña
que se opone a los cambios de cualquier tipo, siempre y cuando afecte,
aunque sea mínimo, sus privilegios, sostenidos por la fuerza y el engaño
colectivo desde hace más de cien años.
Tal comportamiento retrogrado es contrario a la realidad del continente, si
tomamos en cuenta que en Latinoamérica se han ido modificando, en los
últimos diez años, las formas de participación y de tránsito para lograr el
poder político, consecuencia inmediata, por un lado,  del fracaso del modelo
neoliberal, que con sus ajustes estructurales provocaron la pauperización de
la mayoría de la población; por otro, por el agotamiento y desgaste de las
formas orgánicas partidarias tradicionales caudillistas, que han perdido
credibilidad y dejado de ser los actores principales en el funcionamiento de
la democracia liberal predominante en el continente.
La crisis de los partidos sin ser un hecho aislado ha tenido un efecto en la
cultura política y de ahí el surgimiento de un planteamiento que toma en
cuenta la participación ciudadana como elemento novedoso que ha calado e
insertado en las sociedades que conforman el mosaico cultural de nuestra
América mestiza, aun cuando todavía arrastra los vicios de la sociedad
colonial y sufre los efectos negativos de la globalización  neoliberal; sin
embargo, los pueblos, hoy por hoy, ante la crisis se aglutinan y conforman
nuevas identidades de acción colectiva que supera el tradicionalismo
representativo parlamentario de la plutocracia, que se ha sustentado en una
democracia electorera, ajena a las demandas insatisfechas de la colectividad
que adopta una posición cuestionadora de quienes sustentan el poder en todos
los niveles sociales.
Lo anterior también indica que los partidos tradicionales se volvieron
disfuncionales porque dejaron de lado el rol pedagógico organizador de los
ciudadanos y de mediador en la relación sociedad Estado; ya no son la
organización única y necesaria en el proceso democratizador de la sociedad.
*Antecedente histórico en el caso de Honduras:*
Sabemos que un partido político es una estructura permanente, que una clase
social organiza y sostiene, para conquistar y ejercer el poder político. De
ahí que estos defiendan los intereses del grupo social que organiza,
planifica y dirige el accionar del partido en el escenario político
electoral para sostenerse en el poder.
Lo anterior contradice lo expresado por los dirigentes y apologistas del
bipartidismo hondureño, que tratan de hacernos creer que el partido liberal
y el nacional son policlasistas, tomando en cuenta el hecho de que grupos de
ciudadanos, procedentes de otras clases sociales, activan con el fin de
captar votos durante la campaña electoral y así una mayoría ejerce el
sufragio para favorecer a los candidatos del grupo oligárquico dominante.
Tal participación, no es determinante ni define a un partido como
policlasista, porque la esencia de clase de un partido se determina, no por
quienes activan en él, sino por los objetivos planteados en su programa y
por la ideología que le sirve de fundamento. Este activismo es promovido a
través del clientelismo político que alimenta el oportunismo en un accionar
electorero que valida candidaturas escogidas previamente por quienes
detentan el poder real: los grupos oligárquicos, que aprovechando los
espacios que sirven de transito a un poder visible, sustentado en la
demagogia de los planteamientos de candidatos sin base ideológica, pero
hábiles componedores cuando se trata de preservar el estatus quo, mostrando
una conducta que pone por encima del interés colectivo las “lealtades
corporativas, personales y familiares” al margen de los valores ético
político y de los postulados constitucionales establecidos.
Es importante señalar dos fenómenos que anteceden a la formación de los
partidos en Honduras: *primero*, la fragmentación de la sociedad por los
excesos de un localismo difuso, mantenido por grupos sociales en pugna, y la
falta de actividades productivas constantes y articuladas, que sirvieran de
base a la conformación de la estructura social, no permitieron la
consolidación de una clase social que propusiera e impulsara un proyecto de
Estado nacional, desligado del pasado colonial. *Segundo*, la ausencia de
este grupo social dirigente en el proceso que urgía cambios que
satisficieran las demandas e impulsar la organización política de la
sociedad, hizo saltar a la palestra a caudillos militares que se insertan en
el poder usando tres vías diferenciadas: *El conflicto (revueltas civiles y
golpes de Estado), el manifiesto para ganar el apoyo de las corporaciones y,
las elecciones, a través de un sistema de sufragio restringido legalmente
para controlar y limitar la participación*.
Esta simbiosis, militar-política, se mantiene desde 1843 hasta la fecha y
mantienen beligerancia con la variante que responden directamente a las
directrices del imperio; y de ahí que no nos debe sorprender que los
fundadores de los partidos políticos tradicionales, estuvieran ligados al
sector castrense o eran militares activos o en retiro. De hecho los
militares han tenido el control del poder en casi todas las administraciones
gubernamentales precedentes. Y siempre han sido defensores de los grupos de
poder e intereses económicos y políticos endógenos y exógenos.
Los partidos surgieron en un momento histórico, cuando se van conformando
grupos de poder más homogenizados en cuanto al control de los medios de
producción se refiere y no es una coincidencia que en ese momento ya estaba
operando una transnacional minera y los comerciantes del banano habían
solicitado una contrata concesionaria para explotar la tierras más fértiles
del país en una región donde las maderas preciosas, particularmente la
caoba, era abundante.
Por iniciativa del general Luis Bogran, se convocó una reunión en
Tegucigalpa, para el día 8 de febrero de 1891 con el fin único de organizar
el Partido Nacional; pero los convencionales no estuvieron de acuerdo con el
nombre propuesto por Bogran y le denominaron Partido Progresista,
además  propusieron
como candidato a la presidencia a Ponciano Leiva. Este grupo se convirtió en
una facción política, sin postulados ideológicos ni programa que lo
identificara con posturas filosóficas o corrientes del pensamiento
modernista o positivista; fue hasta once años después, un 27 de febrero de
1902, que tal facción logró convertirse en el Partido Nacional, fundado por
iniciativa del General Manuel Bonilla, sin dejar las ideas que corresponden
a un comportamiento antropológico propio del colonialismo español.
Fue Policarpo Bonilla quien convocó la primera Convención que se reunió el 5
de febrero de 1891 con el fin de organizar el partido Liberal, que en la
actualidad no difiere en nada con el partido nacional, considerado como
ultraconservador. En aquella fecha, los convencionales asistentes fueron los
siguientes: Miguel R. Dávila (Tegucigalpa), Salvador Aguirre (Comayagua),
Santiago Cervantes (La Paz), Gonzalo Mejía Nolasco (Intibucá), Marcial Soto
(Choluteca), y Rómulo E. Durón (Copán).
El Partido Liberal desde esa fecha adoptó los postulados del liberalismo
clásico, que enumeramos así:
•      *La inviolabilidad de la vida humana, *pero en la praxis, como
gobierno, han sido intolerantes violadores de este derecho fundamental. **
•      *La seguridad individual y la garantía del hábeas corpus*. Los
gobiernos liberales han sido represivos, los ejemplos recientes son
aleccionadores: Suazo Córdova, Azcona y Micheletti.;
•      *Respeto a la propiedad privada. *El derecho de propiedad solo es
ejercido a favor de los grupos oligárquicos. **
•      *Libertad de palabra. *Los gobiernos liberales y sus líderes han sido
intolerantes ante las ideas revolucionarias y socialistas. Hombres
connotados como Angel Zúñiga Huete y Ramón Villeda Morales fueron voceros
del anticomunismo a ultranza. **
•      *Libertad de reunión, asociación, locomoción, enseñanza y comercio,
sin otro limite que el derecho de los demás*.
•      *Libertad de culto y separación de la iglesia y el estado.***
•      *Igualdad civil y política, sufragio, directo y separación de los
poderes del estado.***
En esta reunión no se planteó nada nuevo que relacionara estos postulados
clásicos con la realidad hondureña,  surgiendo así, un partido liberal
desligado de la realidad y sin compromiso alguno para transformar esa
realidad en beneficio de la sociedad hondureña.
Los partidos políticos surgieron ligados a los intereses de los grupos
latifundistas y el interés transnacional.
*Partidos y clases sociales en Honduras*
Como hemos expresado, los partidos políticos representan intereses de clases
sociales históricamente determinadas, en nuestro caso a una oligarquía
ultraderechista y corrupta; por eso no es casual el comportamiento que los
aparta de la idea de transformar el Estado con el fin de construir una
sociedad esencialmente solidaria, donde el bienestar colectivo sea una
constante, superando la violación de los derechos de la persona humana a
través de un proceso de transformación que  permita elevar la calidad de
vida y crear las condiciones jurídicas, materiales, culturales y ambientales
para que los pueblos se desarrollen física y espiritualmente.
Afirmamos lo siguiente, partiendo de la evidencia que se manifiesta en
efectos “*perversos y degenerativos de la democracia*” que impacta
negativamente en el desarrollo y funcionamiento de los partidos, que al
perder su dinámica pierden su esencia y de ahí la evidencia de un
comportamiento con características negativas visibles, como las siguientes:
[image: *]      Los partidos tradicionales nunca adoptaron el principio de
la solidaridad  y de ahí que el interés colectivo siempre ha sido desplazado
por los intereses de grupo; es decir, los partidos en Honduras nunca fueron
portadores de solidaridad  para ser abanderados de los grupos de poder
económico endógenos y exógenos.
[image: *]      Los partidos tradicionales, en el caso del partido Nacional,
Liberal, PDCH, PINU-SD y Unión Democrática, dejaron de ser formadores de
opinión y se convirtieron  en instrumentos electoreros: primero, porque no
adoptaron un método pedagógico de formación política y lejos de esto,
maliciosamente impulsan un proceso desideologización del quehacer político;
segundo, los medios de comunicación de masas, llamados también el *cuarto
poder*  se posesionan de  la acción de formar opinión de acuerdo al interés
de los grupos oligárquicos que se alternan el poder a través de una
dictadura que parece interminable. El papel de los medios de comunicación es
de control mental de las grandes masas, la mayoría *analfabeta
política, *alienándolas
a través de un proceso de distorsión y manipulación  de la información y un
manejo constante de mensaje subliminales.
[image: *]      En el caso especifico de Honduras los partidos tradicionales
sólo se movilizan durante las campañas electorales; no existe una
institucionalidad presencial ni mecanismo de filiación y adhesión partidista
que identifique a los sujetos actuantes o activista del partido como
verdaderos miembros ideologizados y con la formación política que actúen por
convicción de acuerdo a los objetivos del partido. Es decir no hay un
vinculo orgánico entre el partido y el votante y de ahí el comportamiento de
seguir a “lideres mesiánicos” y la ausencia de programas que son la “razón
de ser” de todo partido. El ciudadano se identifica con el partido de su
preferencia por el color de la bandera, por tradición familiar, por
clientelismo o por simpatía con el candidato.
[image: *]      Es importante apuntar, también, los partidos políticos
tradicionales han sido afectados por las transformaciones sociales,
económicas y tecnológicas, producto de la globalización del neoliberalismo,
así también ha tenido un efecto negativo sobre los mismos, la socialización
mundial de la información que conlleva la globalización de los medios de
comunicación  cibernéticos a través de la señal satelital.
En Honduras, debo decir, tal agotamiento también está determinado por dos
fenómenos:
1)      Desde un principio el centralismo verticalista y autoritario es una
praxis de quienes lideran las instituciones partidarias, negando la
participación de la mayoría en la toma de las decisiones;
2)      Posteriormente, con la aparición de las corrientes internas
(supuestamente para democratizar el funcionamiento institucional) provocaron
una anomia que trasformó a los partidos en instrumentos de grupos de poder
económico, que al final son los que deciden que candidatos tendrán
posibilidades en el juego electoral.
Tales fenómenos fueron truncadores de  la democracia misma y los partidos
lejos de ser socializadores de la ideología y las ideas políticas, son
instrumentos de control social y de alienación de las masas. De ahí la
dictadura plutocrática que monopoliza el poder con una alternancia periódica
falaz de grupos que representan los intereses particulares de una oligarquía
conformada por clanes familiares y las transnacionales, particularmente de
las que tienen su sede en Estados Unidos de Norteamérica.
Empero, debemos ser honestos y apuntar, que a pesar que la institucionalidad
partidaria tradicional (liberal y nacionalista) muestra debilidades
evidentemente significativas, no implica que su agotamiento conlleva a la
desaparición, contrariamente a lo que suponemos, sus dirigentes utilizarán e
invertirán recursos cuantiosos para mantener vigencia a través del
sostenimiento del poder. Ellos manejan los medios de comunicación que
desempeñan un rol efectivo en el control de  las masas, pero también el
viejo sistema de clientelismo político que da resultado, porque el
porcentaje de desempleados es elevado. De ahí que no podemos soñar, ni ser
triunfalistas; debemos estar conscientes que todavía tienen fortalezas y
oportunidades que se pueden crecer aprovechando las debilidades del Frente
Nacional de Resistencia Popular FNRP, convertido actualmente en la oposición
real; los partidos oligárquicos tienen expertos que diseñan la propaganda
con el fin de mantener su control sobre la masa, es decir mantener sus
fortalezas y aprovechar la contra propaganda para debilitar toda oposición y
hacen posible sus oportunidades de control del poder político.
*Los partidos tradicionales oligárquicos y el golpe:*
No nos engañemos, los dirigentes de los partidos políticos, salvo UD, fueron
participes en el golpe de Estado conscientes de su rol; ellos sabían lo que
hacían, planificaron e hicieron mediciones por varios meses de anticipación,
porque la cuarta urna sólo era un pretexto para dar el zarpazo golpista,
provocadas por motivaciones internas relacionadas con los negocios  que
estaba perdiendo el grupo oligárquico dirigido por familias como los
Facusse, los Canahuati, los Atala y Ferrari.
Las causales  externas tienen que ver con la explotación por parte de las
transnacionales de los recursos naturales como el bosque, agua y el petróleo
de la región. Sin embargo, hay un factor geopolítico manifiesto y por eso el
propósito inmediato del golpe era  romper un eslabón, que ellos han
considerado débil, para seguir con su escalada de desestabilización política
en Centroamérica y continental, con el fin de detener la unidad de los
pueblos de América Latina, que se van adhiriendo a la Alternativa
Bolivariana ALBA.
*El golpe en el marco de una estrategia regional:*
El golpe responde a un plan norteamericanos y las derechas del continente;
por eso debemos recordar que la desestabilización es una vieja táctica
imperial con la cual logra dividir a los pueblos y por eso no es extraño que
esa vieja telaraña política, hacia América Latina, no esté ausente de la
administración Obama, que podríamos considerarla como de *“continuidad
modificada, o perfeccionada”*.
Por eso, como lo escribió Jorge Alberto Kreyness,  las  decisiones han sido
tomadas en tres direcciones:
*La primera*, es el “redespliegue militar con la reactivación de la Cuarta
Flota y la instalación de las nuevas bases en Colombia y Panamá. Se han
registrado además vuelos provocativos de la aviación yanqui sobre Venezuela
procedentes de Curazao, en este caso debe sumarse además la responsabilidad
de Holanda que mantiene sobre esa isla caribeña un dominio colonial. No debe
olvidarse la incursión en Ecuador,  del ejército colombiano, prácticamente
hoy un destacamento de los EE.UU.”
*La segunda*, es la adopción de su postura en defensa la mayoría de las
veces cínica y violenta, de los intereses de las empresas trasnacionales con
sede en EE.UU. y el Presidente Zelaya había tocado dichos intereses.
*La tercera* dirección es la “coordinación de las derechas de la región y su
puesta en marcha para que formen parte activa de la contraofensiva de los
EE.UU.” con el fin especifico de recuperar las posiciones perdidas en lo que
va del nuevo siglo.
De ahí que debemos estar conscientes que nos enfrentamos a un enemigo
sumamente poderoso y peligroso.
En lo que se refiere al golpe, quiero ser optimista, y por eso afirmo que la
táctica imperial les falló, porque la medición no fue lo suficientemente
objetiva ni jurídica ni políticamente, ya que no se tomó en cuenta factores
internos y externos que pusieron en precario los planes de los
conspiradores:
*Primero*: la correlación de fuerza internacional no gira alrededor del
interés de la gran potencia y los gobiernos de los Estados no están
dispuestos a reconocer gobiernos de facto porque son un mal precedente para
la democracia latinoamericana que todavía tiene debilidades jurídicas; por
otro lado existe una visión internacional tendiente a fortalecer las
democracias con políticas de desarrollo fundamentado en la vigencia de los
derechos humanos de primera, segunda y tercera generación. En este sentido
la comunidad internacional apoya todo esfuerzo de dar mayor participación a
los ciudadanos en la toma de decisiones de importancia nacional y que en
Honduras, antes y durante el gobierno de Manuel Zelaya, se había ido
incorporando, aunque lentamente,  en el marco jurídico nacional a través de
la Ley de Municipalidades y en la Ley de participación ciudadana aprobada
por el congreso nacional al inicio de la administración de Zelaya Rosales.
*Segundo*: Las condiciones subjetivas internas son diferentes a las décadas
del cincuenta, sesenta y setenta, cuando Honduras fue el corolario de cinco
golpes de estado propiciado por los militares de los cuales dos fueron
contra gobiernos electos por los votantes en elecciones legalmente
convocadas. La población en un 70 por ciento era analfabeta y su
participación organizada era incipiente y limitada. No contaron los
golpistas con este factor que se vuelve determinante en este caso, es decir,
de ganar una base social, lo suficientemente fuerte que apoye una postura o
una acción  política aunque sea a través de la fuerza bruta. El apoyo que
reciben los golpistas es engañoso y no se puede considerar para indicar que
en Honduras la sociedad está dividida como quisieron presentar ante la
opinión pública. Si es cierto que algunos no toman partido por temor o por
la confusión que genera la desinformación mediática, que ha tenido poco
efecto sobre la opinión pública.
En el pasado, antes de la globalización de la comunicación de masas, nos
engañaban fácilmente con las mentiras difundidas por los medios de
comunicación y pregonadas por los mismos heraldos del oscurantismo que en el
presente han pretendido confundir a la población con mentiras prefabricadas
en los laboratorios de la CIA o por especialistas de la ultraderecha
venezolana, que encontraron eco en los grupos de poder económico, político y
militar recalcitrantes de Honduras, que siempre se han opuesto a todo
cambio, y que a través de sus diarios, radios y televisoras estigmatizaron
la encuesta de opinión no vinculante, calificándola como un peligro
“comunista” chavista.
*Tercero*: La Constitución vigente le da el derecho al pueblo a no reconocer
un gobierno usurpador y derecho a la desobediencia.
*La anti democracia del actual marco jurídico *
Debemos estar claros, la intervención directa y descarada de los Halcones
(derecha guerrerista) de EE.UU y la CIA y los grupos de poder claramente
señalados, en el golpe de Estado en Honduras, es una evidencia irrefutable,
que la democracia representativa en nuestro país y en otros, es frágil,
porque el marco jurídico predominante responde a mantener el estado de
cosas, perpetuando en el poder a quienes defienden sus privilegios a
cualquier precio; por eso la intolerancia ante ideas y planteamiento nuevos
es una praxis cotidiana, aunque muchas veces imperceptible; la gran potencia
con sus aliados siguen y seguirán oponiéndose  al desarrollo de las ideas y
de la conformación del pensamiento nacional, que permita que el común de los
hondureños, en nuestro caso, compartan una visión de país, de mirar de
frente la vida y confrontar la realidad para transformarla en beneficio de
todos y todas.
Después de varios días de resistencia popular, de marchas pacificas, de
represión, de persecución y asesinatos selectivos (articulación del
terrorismo de Estado) del bombardeo mediático que nos asedia con la
calumnias burda, como parte de una guerra psicológica, la gente se incorpora
y otros se cansan, aunque no se retiran, el pueblo sigue firme, participando
de diferentes formas en la resistencia; empero el desgaste tarde o temprano
llegará, por eso debemos hacer un alto para reflexionar y actuar con
serenidad; debemos estar preparados para combinar esfuerzos que nos permitan
seguir hacia delante, hasta lograr el objetivo estratégico: la nueva
Constitución de la República que supere los postulados del liberalismo
clásico de la actual legislación vigente, que restringe los derechos humanos
(civiles y políticos y los económicos, sociales y culturales) que son el
fundamente del desarrollo nacional en el marco de una democracia
participativa.
Debemos estar cocientes que la lucha recién inicia y que los golpistas
seguirán dando la pelea utilizando la guerra sucia de baja intensidad, y
tratarán de desgastarnos, de llevarnos al cansancio y a la renuncia de
nuestro deber patriótico de alcanzar el objetivo de sustituir el
resquebrajado y frágil marco jurídico vigente, que sólo sirve a ciertos
grupos. No podemos olvidar que intentaron arrastrarnos para que
participáramos en un proceso electoral con el fin de legitimar las
posiciones políticas de los golpistas; gracias al trabajo activo del Frente
de Resistencia la mayoría de nuestro pueblo no cayó en el engaño ni fuimos
transigentes con aquellos que nos traicionaron y violentaron nuestro derecho
a opinar, llegando hasta el asesinato de nuestros compañeras y compañeras.
Pero ha llegado el momento de dar un paso a tras con el fin prepararnos
orgánicamente, de crear una estructura que nos permita para tomar el impulso
necesario en esta lucha que no resultará fácil y que nos exigirá dar lo
mejor de nosotros la entrega y el sacrificio para que la esperanza deje de
ser una incertidumbre y sea una certeza.
Una fortaleza actual es que sabemos que el golpe de Estado nos ha
despertado, porque hemos sido victimas “del engaño necio, propio y de los
demás”, que la mayoría no podía discernir las promesas políticas e incluso  nos
habíamos dejado engañar por los falsos pastores, traidores de la fe,
vendedores de indulgencias y milagros, que ya se quitaron la máscara. De ahí
que hasta el 28 de junio no tuviéramos claridad en nuestro caminar y el
horizonte era borroso por el engaño y la enajenación mediática, por la
manipulación que proviene de las instancias más altas del poder político y
económico.
En este proceso iniciado el 28 de junio, convertida en una jornada de lucha,
el pueblo hondureño ha crecido, elevando sus niveles de conciencia en cuanto
a su realidad y su papel histórico.  Hemos logrado encontrar los puntos de
coincidencias máximos:
a)      Identificamos al enemigo común (internos y externos)
b)     Desarrollamos, creativamente, formas de lucha. Fuimos disciplinados
obedeciendo y participando en la resistencia de manera pacifica.
c)      Tenemos claridad en cuanto a la alternativa de poder: La
Constitución.
Estas coincidencias máximas nos mantienen unidos, pero el escenario y la
coyuntura cambia y debemos mantener esa unidad: Debemos trabajar en una
estructura organizativa que responda a esa nueva coyuntura y que nos permita
participar en cualquier escenario, aplicando cualquier forma de lucha. Una
organización que sea capaz de movilizar a la masa para elevar sus niveles de
conciencia y de participación efectiva, que cada liderazgo local sea capaz
de interpretar y de articular su accionar local con los grandes objetivos
del Frente Nacional de Resistencia Popular a nivel nacional. Es decir que
cada organismo se mueva par convertir las reivindicaciones mínimas en
reivindicaciones máximas.
De ahí el imperativo de que participemos en un proceso pedagógico
organizativo que eleve nuestros niveles de comprensión política. Tengo
entendido que esta es la tarea prioritaria del FNRP. La tarea es
impostergable: *organizarnos en los colectivos de la resistencia: en cada
municipio, barrios, colonias, aldeas, caseríos, asentamientos
campesinos, *entendiendo
que nuestra lucha es política* *y debe aglutinar a la mayoría en una fuerte
estructura con capacidad de  movilización y accionar de acuerdo a los
objetivos propuestos.
En este sentido debemos deslindar las tareas de carácter economicistas de la
organización gremial, de las tareas del FNRP cuyo fin es eminentemente
político.  Hasta hoy la movilización ha girado alrededor de los gremios de
trabajadores y esa es una debilidad identificable, en este momento su talón
de Aquiles, cómo resulta peligroso el dogmatismo, las actitudes excluyentes,
los señalamientos tendenciosos y el oportunismo. Esto provocará
contradicciones que pueden ser superadas si actuamos con madurez y hacemos
uso de principios democráticos y métodos evaluativos críticos y
autocríticos.  Evadir la crítica es un síntoma de tiranía de unos sobre
otros.
El presente nos obliga imperativamente a *impulsar un proceso de
organización política de nuevo tipo, capaz de impulsar una alianza amplia de
reivindicación nacional *como expresión consciente de los hondureños que
retomando los principios y valores democráticos, asuman como un derecho y
una responsabilidad histórica, legítima e irrenunciable, la tarea de
enarbolar las banderas del cambio en el marco democrático con el fin de
borrar la desesperanza y la desconfianza generada por las acciones anti *
hondureñistas* de la casta política que nos ha gobernado; desconfianza que
hoy nos vuelve victimas fácil ante *los lobos que se visten de ovejas* para
lograr su propósitos antipatrióticos.
No olvidemos que el pentágono y sus aliados, la oligarquía de las cinco
familias,  los grupos de poder y el bipartidismo, con su acción golpista, le
cerraron la puerta al pueblo para participar en la toma de decisiones,
ignorando al Frente de Resistencia, para no reconocer su beligerancia
protagónica en esta lucha iniciada desde el 28 de junio; tal hecho se vuelve
evidente a través de los acontecimientos pre electorales, cuando se firmó el
llamado “acuerdo entre las partes en conflicto” propiciado desde EE.UU,
primero a través de la mediación del presidente Arias de Costa Rica, y luego
con la intervención directa de Tomas Shannon enviado del imperio.
Y si bien es cierto que hemos confiado en el presidente Manuel Zelaya
Rosales quien se ha ganado el liderazgo, también es cierto que el Frente
Nacional de Resistencia Popular debe ser actor en cada negociación y acción
que involucre su presencia, rechazar tal participación, por radicalismo o
dogmatismo sectario, es un error táctico que tiene efectos negativos,
tomando en cuenta que es el pueblo quien ha puesto los muertos y ha recibido
las represiones. En este sentido quienes están enfrente de la Resistencia
deben actuar con inteligencia y dejar a un lado los prejuicios y pasiones
que puedan alejarnos de los escenarios de lucha política, determinante para
el logro del objetivo concreto inmediato de la Resistencia: La
Constituyente, sin la cual no puede darse el proceso democratizador con una
estructura alternativa de poder de prestigio, en el marco de una nueva
normativa jurídica o nuevo “pacto social” como la denominan otros. No
debemos olvidar que este pueblo se ha ganado en la calle el derecho de
participar; los oligarcas han dicho que el pueblo no tiene derecho a opinar
en las decisiones nacionales porque tocan los intereses  transnacionales.
Ayer nos quejábamos que los golpistas estaban jugando a dilatar la
restitución para llegar al 29 de noviembre, manteniendo el poder político y
no restituir al presidente; sin lugar a dudas, en este juego sucio
participaron los gringos que pretenden mantener en el poder al bipartidismo
que apuntala sus intereses económicos y geopolíticos. Ellos sabían que
revertir el golpe era contra Estados Unidos y no se darían con la piedra en
los dientes, ya han ganado aliados que les hicieron eco en su campaña para
darle apoyo al proceso electoral de lo golpistas y que tarde o temprano
serán nombraran *lovistas* con el fin de convencer a la comunidad
internacional que es necesario reconocer al gobierno que surgió del actual
proceso eleccionario aunque fue fraudulento.
En este juego falaz y resbaladizo cayeron muchos de nuestros amigos que
creyeron que participar en el proceso eleccionario era una buena táctica par
lograr espacios de poder, algunos por ingenuidad otros por oportunismo, pero
en todo caso, sin saber que tal postura alimenta los planes de los
secuestradores de Honduras, de los que se han mantenido en el poder con
prácticas autoritarias, de aquellos que pretenden mantener sus privilegios a
como de lugar.
Los golpistas se consolidaron política y militarmente; no mirar esto es
perder la perspectiva. Pero nosotros somos la mayoría, somos muchos,
cuantitativamente somos  poder, lo que pasa es que no estamos totalmente
conscientes de ese poder, por eso estamos dispersos, hace falta dar un salto
cualitativo para convertirnos en una fuerza social revolucionaria, y sólo
seremos fuerza si estamos organizados, es decir, si nos convertimos en una
organización política, y esta debe surgir del barrio, de la colonia, de la
aldea, del caserío. Esto significa poder; poder que moviliza, poder que
concientiza, poder que nos lleva hacia una nueva dimensión de participación
que nos vuelve invencibles e indetenibles. Es el poder que nos dará
protagonismo beligerante y el único camino que nos hará rescatar a Honduras
de las garras de la oligarquía árabe y judía que hoy se apoya una casta
política corrupta y en el poder de los fusiles empuñados por una fuerza
militar regular y paramilitar.
De ahí que, *urgentemente, el Frente Amplio de Resistencia Popular debe
retomar la senda de una verdadera estrategia de lucha unitaria para
enfrentarnos al enemigo que esgrime los métodos de la guerra sucia y la
mentira repetida del tradicionalismo político*; pero, insisto, tal
estrategia debe tomar en cuenta que nos enfrentamos a un grupo antagonista
con poder económico, que tiene a su servicio una policía que es corrupta y
represiva y un ejército servil; definir y señalar  a ese poder antagonista
es fundamental.
Por otro lado, *se debe definir las formas de organización política* donde
no tenga cabida el sectarismo y las posiciones excluyentes, propias de la
antidemocracia tradicional. Los actores deben anteponer su voluntarismo e
interés y deseo particular.
Y por último *definir con claridad una alternativa de poder social*, que
responda a la necesidad objetiva de Honduras y a nuestras aspiraciones de
convivir en paz con justicia social.
Lo anterior significa aglutinar a los hondureños, independientemente de su
militancia partidaria y clase social, alrededor de un planteamiento político
que conlleve a obtener una Constitución de la República que le otorgue
soberanía real con poder de decisión al pueblo.
También implica, además, ir creando las bases para que en un futuro mediato,
como pueblo organizado, podamos ejercer el derecho de elegibilidad
escogiendo nuestros candidatos, sin que tales grupo nos los impongan como ha
sucedido hasta hoy; hasta entonces podremos elegir un *gobierno democrático
y de unidad nacional* que aglutine a los hondureños para retomar la senda
del desarrollo en su significado más amplio. Significa también construir una
fuerza política que a nivel nacional, facilite la implementación de
estrategias y modelos de desarrollo y de vida, acorde con las aspiraciones e
intereses municipales, departamentales y del país.
Es necesario que el pueblo organizado tome conciencia y se apropie de esta
realidad y asuma su papel histórico correspondiente, no se trata de pedir
solución, se trata de caminar, de accionar, de participar, de proponer, de
convertirnos en pueblo, suponiendo que pueblo etimológicamente significa: “*el
que tiene poder de decisión*” y se convierte en tal cuando está organizado,
cuando enarbola una idea, un planteamiento, cuando propone y dispone con el
fin de transformar la realidad con un criterio de equidad, solidaridad y
construir una sociedad donde el individuo es el objetivo de la sociedad y
donde el individuo es un sujeto de cambio constante.
Hoy más que nunca estamos seguros que no podemos seguir interpretando el
desarrollo como el crecimiento de la economía, al margen de la calidad de
vida de los ciudadanos. Se trata de estructurar un modelo de desarrollo
integral e integrado, tal como los plateó Pablo VI en su encíclica Populorum
Progressio que decía: “Para ser autentico el desarrollo debe ser integral,
es decir promover todo hombre, todo el hombre, a todos los hombres”.
Sólo así, pienso, podremos, gobierno y pueblo, dirigir el accionar político
hacia la solución  de los grandes problemas sociales que afectan a Honduras.
No es momento de desfallecimiento y de caer al  inmovilismo, de renunciar a
la lucha por la constituyente con el fin de restituir el orden
constitucional, que ayer pasaba por  la restitución del presidente electo
por el pueblo, Manuel Zelaya Rosales, y hoy por la aplicación del castigo a
quienes violentaron una vez más la Constitución que hipócritamente alegan
defender y por la convocatoria de una Constituyente cuyas tareas torales
son:
v  *En este momento surge una tarea impostergable: organizarnos en cada
municipio, barrios, colonias, aldeas, caseríos, asentamientos campesinos,
porque nuestra lucha es política…***
v  *El presente nos obliga imperativamente a impulsar un proceso de
organización política de nuevo tipo, o una alianza amplia de reivindicación
nacional*
v  *…urgentemente, el Frente de Resistencia Popular debe retomar la senda de
una verdadera estrategia de lucha unitaria para enfrentarnos al
tradicionalismo político,…*
v  *…se debe definir las formas de organización política donde no tenga
cabida el sectarismo y las posiciones excluyentes, propias de la
antidemocracia tradicional. Los actores deben anteponer su voluntarismo e
interés y deseo particular. *
v  *…definir con claridad una alternativa de poder social, que responda a la
necesidad objetiva de Honduras y a nuestras aspiraciones de convivir en paz
con justicia social.  *
v  *… ir creando las bases para que en un futuro inmediato elegir un
gobierno democrático y de unidad nacional que aglutine a los hondureños para
retomar la senda del desarrollo en su significado más amplio.*

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