El proyecto ITT en Ecuador: ¿hacia un ecosocialismo?
La Iniciativa Yasuní-ITT, una propuesta de la sociedad civil ecuatoriana retomada por el gobierno, nos induce a preguntarnos sobre múltiples problemáticas como la economía postpetrolera, la deuda ecológica et histórica de los países ricos, un nuevo modelo de desarrollo, etc. Este proyecto consiste en dejar bajo tierra unos 920 millones de barriles de petróleo con el fin de evitar la emisión de 410 millones de toneladas de CO2 y la desaparición de una importante fauna y flora, considerando que esta es la región con más biodiversidad en el mundo. A cambio, como co-responsabilidad común, el Ecuador pide una contribución financiera a los países que más contaminan, como un reconocimiento de su deuda ecológica histórica.
Esta propuesta se inscribe totalmente en lo que podríamos llamar el ecosocialismo[1] que retoma dos conceptos políticos, el ecologismo y el socialismo, para crear un nuevo modelo de civilización que permitiría que se articulen la justicia social y la urgencia ecológica. Esa última solo podrá resolverse cuestionando radicalmente la sociedad capitalista en la cual vivimos, ya que las crisis económicas, financieras, energéticas y climáticas están estrechamente ligadas. El crecimiento económico no es sinónimo de desarrollo y este ya no debe ser entendido como mera acumulación de riquezas; acumulación que se hace frecuentemente en detrimento de la naturaleza. La satisfacción de nuestras necesidades ya no debe pasar por el consumo de bienes materiales. La riqueza ya no puede ser ligada a la abundancia. El crecimiento material desenfrenado nos conduce a graves riesgos ecológicos y sociales. Hoy, entendemos cada vez más que el modo de desarrollo dominante, capitalista, ya no es globalmente viable.
Durante los años 1990, los neoliberales celebraban su victoria ideológica y al mismo tiempo el fin de la historia. Otros se lamentaban, con la caída del muro de Berlín, del fin de las ideologías. Eso era verdad para los grandes partidos de izquierda actuando en coaliciones gubernamentales, alineados todos con la economía de mercado (aunque algunos propusieron ciertas reformas sociales, más bien periféricas, para “humanizar” al neoliberalismo). Sin embargo, no se puede decir esto de todas las izquierdas y sobre todo no del movimiento altermundialista cuyos debates, múltiples y diversos, demuestran, como su lema lo indica, que “otro mundo es posible”. Basta también examinar las numerosas experiencias en las sociedades latinoamericanas (particularmente en lo que concierne la gestión participativa de los gobiernos locales conducidos por alcaldes progresistas o a los procesos de autogestión y movilización colectiva) para demostrar lo contrario. Es en este conjunto que se inscribe la Iniciativa Yasuní-ITT, y es en las luchas de las sociedades civiles nacional e internacional que este proyecto podrá demostrar no solo su viabilidad sino, también, su potencial para construir un verdadero movimiento eco-socialista a escala mundial.
Sí, el socialismo puede ser ecologista mediante la transición hacia una economía postpetrolera, el cambio radical de la matriz energética y productiva (reduciendo la utilización de combustibles fósiles sustituyéndolos por formas renovables de energía hidráulica, geotérmica, eólica o solar), el fin de la deforestación y la reforestación con el apoyo de las comunidades locales, etc. Sí, el socialismo puede ser democrático (al contrario de los viejos socialismos burocráticos de la URSS, China, Corea del Norte o aún Cuba) con la participación de la población en la definición de sus necesidades reales, en la toma de decisión y en la implementación de los diferentes proyectos que la conciernen: educación, salud, vivienda, medio ambiente, etc. Debe respetar la elección de dos pueblos indígenas, los Tagaeri y los Taromenane, de vivir en aislamiento voluntario, pues su territorio está, en parte, en la zona del ITT. El Ecuador quiere hacer del proyecto ITT un pilar del nuevo modelo de desarrollo que debe seguir el país. Dicho modelo no estaría ya basado exclusivamente en la explotación del rico patrimonio natural nacional sino en el desarrollo de otros sectores de la economía en armonía con la naturaleza. Hay que esperar que el Presidente ecuatoriano, Rafael Correa, no ceda ante las fuertes presiones de los lobbies petroleros pero que tampoco inscriba el proyecto en las modalidades propias del ambientalismo neoliberal (mercado de carbono o mecanismos de desarrollo limpios). Cabe esperar además que la iniciativa ITT no sea pieza de cambio en relación a la aceptación de una acuerdo comercial tipo TLC con la Unión europea (algo por lo que la derecha está presionando) y que la sociedad civil ecuatoriana se apropie efectivamente de este proyecto y participe en él (al igual que la sociedad civil internacional) para que aquello que emergió inicialmente como una utopía se vuelva realidad. Ello constituiría un paso en firme hacia el Socialismo del siglo XXI.
El autor es Doctorante en ciencia política al Instituto de Estudios Politícos de Aix-en-Provence. Investigador invitado a la FLACSO-Ecuador.
[1] Ver la entrevista de Mauricio Becerra con Franck Gaudichaud, “Crear un movimiento eco-socialista mundial desde ‘abajo’”, El Ciudadano, 03/02/2010, http://www.rebelion.org/ noticias/2010/2/99665.pdf
Esta propuesta se inscribe totalmente en lo que podríamos llamar el ecosocialismo[1] que retoma dos conceptos políticos, el ecologismo y el socialismo, para crear un nuevo modelo de civilización que permitiría que se articulen la justicia social y la urgencia ecológica. Esa última solo podrá resolverse cuestionando radicalmente la sociedad capitalista en la cual vivimos, ya que las crisis económicas, financieras, energéticas y climáticas están estrechamente ligadas. El crecimiento económico no es sinónimo de desarrollo y este ya no debe ser entendido como mera acumulación de riquezas; acumulación que se hace frecuentemente en detrimento de la naturaleza. La satisfacción de nuestras necesidades ya no debe pasar por el consumo de bienes materiales. La riqueza ya no puede ser ligada a la abundancia. El crecimiento material desenfrenado nos conduce a graves riesgos ecológicos y sociales. Hoy, entendemos cada vez más que el modo de desarrollo dominante, capitalista, ya no es globalmente viable.
Durante los años 1990, los neoliberales celebraban su victoria ideológica y al mismo tiempo el fin de la historia. Otros se lamentaban, con la caída del muro de Berlín, del fin de las ideologías. Eso era verdad para los grandes partidos de izquierda actuando en coaliciones gubernamentales, alineados todos con la economía de mercado (aunque algunos propusieron ciertas reformas sociales, más bien periféricas, para “humanizar” al neoliberalismo). Sin embargo, no se puede decir esto de todas las izquierdas y sobre todo no del movimiento altermundialista cuyos debates, múltiples y diversos, demuestran, como su lema lo indica, que “otro mundo es posible”. Basta también examinar las numerosas experiencias en las sociedades latinoamericanas (particularmente en lo que concierne la gestión participativa de los gobiernos locales conducidos por alcaldes progresistas o a los procesos de autogestión y movilización colectiva) para demostrar lo contrario. Es en este conjunto que se inscribe la Iniciativa Yasuní-ITT, y es en las luchas de las sociedades civiles nacional e internacional que este proyecto podrá demostrar no solo su viabilidad sino, también, su potencial para construir un verdadero movimiento eco-socialista a escala mundial.
Sí, el socialismo puede ser ecologista mediante la transición hacia una economía postpetrolera, el cambio radical de la matriz energética y productiva (reduciendo la utilización de combustibles fósiles sustituyéndolos por formas renovables de energía hidráulica, geotérmica, eólica o solar), el fin de la deforestación y la reforestación con el apoyo de las comunidades locales, etc. Sí, el socialismo puede ser democrático (al contrario de los viejos socialismos burocráticos de la URSS, China, Corea del Norte o aún Cuba) con la participación de la población en la definición de sus necesidades reales, en la toma de decisión y en la implementación de los diferentes proyectos que la conciernen: educación, salud, vivienda, medio ambiente, etc. Debe respetar la elección de dos pueblos indígenas, los Tagaeri y los Taromenane, de vivir en aislamiento voluntario, pues su territorio está, en parte, en la zona del ITT. El Ecuador quiere hacer del proyecto ITT un pilar del nuevo modelo de desarrollo que debe seguir el país. Dicho modelo no estaría ya basado exclusivamente en la explotación del rico patrimonio natural nacional sino en el desarrollo de otros sectores de la economía en armonía con la naturaleza. Hay que esperar que el Presidente ecuatoriano, Rafael Correa, no ceda ante las fuertes presiones de los lobbies petroleros pero que tampoco inscriba el proyecto en las modalidades propias del ambientalismo neoliberal (mercado de carbono o mecanismos de desarrollo limpios). Cabe esperar además que la iniciativa ITT no sea pieza de cambio en relación a la aceptación de una acuerdo comercial tipo TLC con la Unión europea (algo por lo que la derecha está presionando) y que la sociedad civil ecuatoriana se apropie efectivamente de este proyecto y participe en él (al igual que la sociedad civil internacional) para que aquello que emergió inicialmente como una utopía se vuelva realidad. Ello constituiría un paso en firme hacia el Socialismo del siglo XXI.
El autor es Doctorante en ciencia política al Instituto de Estudios Politícos de Aix-en-Provence. Investigador invitado a la FLACSO-Ecuador.
[1] Ver la entrevista de Mauricio Becerra con Franck Gaudichaud, “Crear un movimiento eco-socialista mundial desde ‘abajo’”, El Ciudadano, 03/02/2010, http://www.rebelion.org/
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Diputados obreros, campesinos y populares para una verdadera Asamblea Nacional revolucionaria Por: Roberto Miguel Bartolomé Andara Fecha de publicación: 26/03/10El PSUV ha decidido ir a primarias para sus candidatos a diputados. El anuncio fue hecho por el presidente Chávez, con aclamación del Congreso Extraordinario. Esta forma de escogencia propicia una mayor participación y debate. Ofrece condiciones más favorables para enfrentar políticamente a los partidos de la contrarrevolución. Es un método superior y más democrático que transferir la competencia de tal decisión a la Dirección Nacional o al propio Comandante. Ni siquiera el Congreso hubiera tenido la necesaria legitimidad para resolver esta cuestión. Dada la situación política en que estamos, nada puede sustituir a la voluntad de la base y al respaldo de las patrullas territoriales, sectoriales y frentes sociales. La libre postulación y el voto de todos los militantes permitirán mejores oportunidades para el contraste de opiniones y la elevación de la conciencia colectiva. La oposición, en cuyos planes está la combinación del “consenso” cogollérico con unas primarias limitadas a los lugares de mayor discordia, tendrá que ver si se atreve a medirse con la misma amplitud con que lo hará el PSUV. Claro que, para que haya una participación y democracia genuinas, la reglamentación de las primarias del PSUV debe respetar el espíritu de la consulta, sin segundas intenciones que puedan terminar secuestrando la voluntad de la base. En eso debemos estar muy vigilantes, porque no somos inmunes a trampas y manipulaciones. Debería elegirse una Comisión Electoral en el Congreso, que confeccione las reglas con apego a los criterios discutidos con los delegados y delegadas, en contacto con las asambleas de base, en lugar de considerar esto como competencia exclusiva de la DN. No podemos estar por debajo de los sindicatos, donde estatutariamente se establece una diferenciación entre la dirección sindical y la comisión electoral, ya que no debe, un mismo factor, pagarse y darse el vuelto al mismo tiempo, como se dice en criollo. Sin embargo, antes de dar a conocer la metodología definitiva, hubo en la dirección del PSUV y en el congreso, quienes defendieron enfáticamente otras opciones no tan democráticas. Entre ellas estaba la auto-postulación de precandidaturas, pero no para que las patrullas y los frentes decidiesen, sino para ser revisadas por el congreso y escogidas por el líder del partido. Así se informó en las asambleas parroquiales y esto no entusiasmó a los militantes. Pero elecciones sin entusiasmo llevan plomo en el ala y a última hora vino un golpe de timón, para tomar un mejor rumbo y levantar los ánimos. Ahora bien; la cuestión del método debió ser precedida de los postulados y tesis programáticas del partido, así como de la formulación de su política electoral, para poder establecer los lineamientos generales a ser seguidos por los futuros candidatos, su perfil revolucionario y los criterios de escogencia. Pero se hizo antes de tener esas claves y sin contar todavía con los estatutos y las reglas disciplinarias que deberían normar el comportamiento de los diputados del PSUV. Se puede hacer esto después, pero es como tratar de guindar el tejado en el aire antes de plantar sólidamente las columnas de la casa. Algunos lo advertimos e insistimos, pero no logramos cambiar las cosas esta vez. No obstante, aún así, la discusión sobre este tema ha sido bastante productiva en el congreso. La clara definición de los sujetos sociales de la revolución venezolana, es elemental para un partido que se declara socialista y cuyo liderazgo ha proclamado que asume el marxismo, que convoca a la construcción de una nueva internacional socialista. Si el sujeto de la revolución es, en primer lugar, la clase trabajadora, como uno de los actores centrales de la lucha de clases, de la lucha social anticapitalista, junto a los sectores populares, campesinos y pueblos originarios, y reconociendo también el papel de los militares bolivarianos en nuestro proceso; entonces, eso debe manifestarse en la composición del partido y de su dirección. Allí, sin embargo, hay un predominio exagerado de militancia y dirigencia vinculada al funcionariado público, a la burocracia, al aparato de ese Estado burgués cuyo control le ha sido parcialmente arrebatado a la burguesía, pero que nos proponemos desmontar y reemplazar por el poder obrero, campesino y popular. En concordancia con los principios fundacionales del PSUV y de los nuevos rumbos del “Socialismo del Siglo XXI”, el partido debería darle más peso a la clase obrera en su conducción, junto a los movimientos sociales que están en la lucha. Y en esta coyuntura, en la que volveremos a pelearle a la burguesía el control de la Asamblea Nacional, para continuar la labor transformadora y defender al presidente, líder del proceso, de cualquier intentona de golpe “parlamentario” estilo Honduras; debemos llevar a los dirigentes que permitan configurar una verdadera AN revolucionaria, a la altura de este combate. Necesitamos asegurar al menos dos tercios de la AN. Pero para despertar el fervor y la confianza de las masas, es importantísimo que los aspirantes sean verdaderos impulsores e impulsoras de la revolución, que estén comprometidos con la lucha anticapitalista radical, que pongan su labor intelectual al servicio del pueblo, que sean parte real o tengan conexión firme con los sujetos sociales de la revolución socialista. Deben contar con el respaldo de las bases del partido, de los trabajadores, de la vanguardia luchadora que activa en los movimientos sociales y que construye el poder popular, de los estudiantes revolucionarios, de la causa femenina, de los campesinos que se movilizan contra el latifundismo y por la posesión de la tierra… Una AN, donde por un lado esté la bancada burguesa y que, por el otro, predomine la pequeña burguesía y la burocracia gestada dentro de la V República, no será garantía para la lucha por la profundización del proceso revolucionario, por la aplicación de las “3 R”, por la propulsión de leyes y medidas de transición al socialismo, ni para la movilización revolucionaria del pueblo. No será, tampoco, garantía de fidelidad hacia la clase trabajadora y los sectores sociales oprimidos, hacia la revolución y hacia el presidente Chávez. No basta con ganar, en números y proporciones. Hay que ganar ¡cualitativamente! Porque si no, podríamos llevar a nombres supuestamente “ganadores”, pero que utilicen el “portaviones chavista” de manera oportunista, para que luego nos vuelvan a salir los Peña, los Miquilena, los Dávila, los “masistas”, los “podemos”, “pepetecos” de la calaña de Manuit o volteados como el gobernador Henry Falcón que prefirió someterse al Grupo Polar. Unas cuantas figuras como estas llegaron a las instituciones en las filas del chavismo y hasta aupadas por sus líderes principales, pero en cambio, se les cerró el paso a excelentes luchadores, por ser críticos y antiburocráticos. Entonces, lo esencial es la vinculación orgánica y concreta con las luchas del pueblo, además de las virtudes personales, condiciones intelectuales, formación política-ideológica, trayectoria, liderazgo, capacidad de trabajo, obra realizada, integridad moral, etc. Esa vinculación con las instancias del movimiento obrero, popular o campesino, además del partido, es lo que podría permitir el ejercicio de una contraloría social sobre los candidatos y sobre los nuevos diputados y diputadas que podamos llevar a la AN. En esto, no se trata simplemente de confiar en el criterio del Comandante. Hay tendencias que exhiben un equivocado sentido de la “lealtad”, que no les gusta ni la consulta a la base ni la crítica y acatan al presidente por adular o mientras les conviene. De lo que se trata es de que todos, junto con Chávez, como cabeza de esta gesta histórica, confiemos en la verdadera participación democrática y protagónica del pueblo explotado, el del 27 F y del 13 de abril, el pueblo que derrotó al sabotaje petrolero y al paro patronal, en ese sujeto social del proceso, con su instinto anti-burocrático, con su repudio a la corrupción y a ese reformismo negociador que nos quiere embaucar con caricaturas de la revolución. De ahí que, la importancia de que los auto-postulados cuenten con el aval y respaldo de la base; de los trabajadores del PSUV y sus diversas corrientes, de los frentes campesinos y otros movimientos sociales, así como de los militantes incorporados en el poder popular. Hagamos este debate y asumamos nuestro protagonismo. Postulemos e impulsemos nuestros candidatos y candidatas del PSUV a la Asamblea Nacional. robert_228_@hotmail.com |
SamuelBarinasVarela-
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